“Allí donde reina El Tao reina el equilibrio”
El Tao tiene como símbolo un círculo y eso ya nos explica que no tiene ni principio ni fin y por lo tanto es eterno. Dentro del círculo hay dos partes de igual tamaño pero tanto la una como la otra parte se intercambian sus espacios naturales lo cual representa la dualidad. El taoismo habla de los opuestos, el Yin y el Yang siendo la base filosófica de ello una cuestión de alternancia, sucesión y en definitiva de transformación y movimiento. Describe las dos fuerzas fundamentales aparentemente opuestas que se encuentran en todas las cosas: Luz-obscuridad, sonido-silencio, calor-frio, movimiento-quietud, vida-muerte, femenino-masculino, riqueza-pobreza, mente-cuerpo etc. . Todo tiene su opuesto aunque este no es absoluto sino relativo ya que nada es completamente yin ni nada completamente yang. Por ejemplo el invierno se opone al verano , aunque un dia de verano puede hacer frio y viceversa y cuando se acaba una estación no empieza la otra de golpe sino poco a poco. Son interdependientes pues no puede existir la noche si no existe el dia, un objeto puede estar caliente o frio pero también lo caliente puede estar hirviendo o templado y lo frio helado o solo fresco. El Yin y el Yang forman un equilibrio dinámico, cuando el uno aumenta el otro disminuye y siempre hay un resto de cada uno en el otro. La teoria del Yin y el Yang podría aplicarse a todos los conceptos existentes como la salud y la enfermedad, la suerte y la desgracia, la guerra y la paz etc……
El Tao simboliza el camino de la conciencia, el cual está bajo las leyes primordiales no escritas que rigen el Universo y acerca al ser a fundirse con la conciencia de éste.
El Tao simplemente nos dice que hay una inteligencia superior fruto de una Conciencia Universal capaz de captar el sentido y esencia de las cosas, y que ésta inteligencia no funciona como la inteligencia analítica, ni siquiera como la inteligencia conceptual, sino que es una inteligencia de naturaleza simbólica alejada de las conveniencias, de los pensamientos e ideologías fruto de las culturas y la sociedad.
El Tao es más que una ideología o una creencia o filosofía. Es un estilo de vida que guarda plena armonía con el entorno, y se distingue de las ideologías porque no abraza ninguna creencia, ni idea, ni moral o ética alguna, el verdadero taoismo no impone reglas sino que actúa en concordancia con los principios que rigen a la existencia de la vida, la conciencia y el universo.
El taoista trasciende las ideologías sean políticas religiosas o científicas y no precisa alejarse de la riqueza, las relaciones sexuales, el éxito social y el reconocimiento público. Lo único que tiene que hacer el taoista es seguir los dictados de su corazón, él está mas allá del bien y del mal, del ganar o del perder, tampoco cree en las reencarnaciones, resurrecciones o demás creencias respecto a la muerte. El taoista ve la muerte como el despertar de un sueño, como una transformación de la conciencia.
Piensa que el verdadero orden es aquel que tiene un sentido global y universal, más allá del tiempo y el espacio pero que nosotros lo percibimos como caos pues el orden que nosotros apreciamos en las cosas se apoya en nuestra visión de la realidad y éste orden que nosotros apreciamos tiene efectos destructivos y caóticos, y para ello sólo hay que echar un vistazo a nuestro orden económico, político y social, con corrupción política, regímenes totalitarios, ricos más ricos, pobres más pobres, plagios, idelogías que limitan o anulan la libertad y la individualidad. Y en cuanto a la ecología, técnica y la industria sólo hay que ver como nuestro orden industrial aumenta el agujero de ozono con su conocido efecto.
Según leo en un blog de Nuria Leonelli, directora de una escuela de Artes Marciales en Barcelona, los libros explican que el taoismo es la manera con la que el hombre coopera con la naturaleza. Se trata de comprender que uno y la naturaleza forman una misma unidad y un mísmo proceso: el devenir de todo el universo. La palabra Tao simplemente designa todo lo que sucede. No se puede forzar ni resistir el curso de los acontecimientos, la clave está en fluir siempre junto al todo. Y sólo el tiempo y la experiencia de la vida, es la que te ayuda a comprender y a seguir este proceso natural que es tan distinto a cuanto se expresa con palabras. Como no se puede definir al Tao, el filósofo Laozi, piedra angular de ésta filosofía, utilizó siempre metáforas elocuentes y una por excelencia: el agua. El agua se adapta siempre a cualquier forma sin perder jamás su esencia. Siempre fluye siguiendo el camino más fácil, el más corto, el que menos resistencia le ofrece. El agua siempre tiende al equilibrio y al reposo. En la quietud es transparente. La suave persistencia de su goteo consigue agujerear la roca más dura y su vaivén logra moldear las asperezas de las piedras. Reza un refran castellano “dar palos al agua”, y que absurdo es evitar abatirla, no sirve de nada, el agua rodea y abraza a su agresor, ésta es su forma de vencerlo. El agua sigue los principios de gravedad y al sentirse atrapada se eleva en busca de una nueva salida. El objetivo del arroyo no es llegar al mar, es simplemente fluir y ser arroyo, y cuando llega al mar, es mar, y simplemente evapora y entonces es nube, y luego simplemente es lluvia, para luego seguir siendo arroyo. Si obsevamos el fluir del agua nunca encontraremos un error estético, es grácil en el arroyo, elegante en la ola, efímera en el rocío, liviana en la nube, imponente en el mar.
El mensaje taoista nos enseña que la dicha y la desgracia se suceden, sin comienzo ni fín, todo es un proceso que fluye. La filosofía del Tao implica seguir hábilmente y con inteligencia el curso, la corriente y la textura del fenómeno natural, considerando la vida humana como un rasgo integrante del proceso global y no como algo ajeno y opuesto a él.
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